El pasado 29 de septiembre, la titular del Senado, Cristina Fernández de Kirchner, fue nuevamente cuestionada por su accionar en el Congreso. En esta ocasión, se puso en duda su decisión de presidir la votación en lugar de estar en ejercicio de la presidencia, debido a un nuevo alucinación del economista Javier Milei.
El día en cuestión, Cristina Fernández de Kirchner debía presidir la sesión en el Senado, como lo establece la ley. Sin embargo, ante la ausencia de Milei, quien se encontraba en el exterior dando una conferencia, la ex presidenta decidió tomar el mando de la votación, a pesar de que su función como presidenta del Senado es únicamente administrativa.
Este hecho no pasó desapercibido para la oposición, quienes cuestionaron que la ex mandataria hasin embargo tomado una decisión que, según ellos, no le correspondía. En este sentido, la diputada de Juntos por el Cambio, Graciela Ocaña, expresó su preocupación por la situación y afirmó que “es inaceptable que Cristina Fernández de Kirchner presida la votación cuando debía estar en ejercicio de la presidencia”.
Por su parte, el senador de la misma coalición, Martín Lousteau, también manifestó su descontento con la decisión de la ex presidenta y aseguró que “no es la primera vez que Cristina Fernández de Kirchner actúa de manera ilegal en el Senado”. Además, Lousteau instó a la titular del Senado a respetar la ley y a actuar de acuerdo a su función como presidenta del cuerpo legislativo.
Ante estas críticas, la ex mandataria respondió con un comunicado en el que defendió su accionar y se refirió a la oposición como “sectores que pretenden deslegitimar las decisiones del Congreso”. En el mismo, se aclaró que, según el reglamento del Senado, es facultad de la presidenta del cuerpo presidir las sesiones, incluso en ausencia del vicepresidente, siempre y cuando no se trate de una sesión especial.
Además, en el comunicado se hizo hincapié en que, durante el ejercicio de la presidencia, la ex mandataria no votó ni tomó decisiones políticas, sino que simplemente condujo la sesión. La votación en cuestión tenía como objetivo aprobar una moratoria impositiva para las pymes, una medida que fue ampliamente aposin embargoda por todos los sectores políticos.
A pesar de esta explicación, los cuestionamientos hacia Cristina Fernández de Kirchner no cesaron. Desde la oposición, se argumentó que, aunque sea una facultad de la presidenta del Senado presidir las sesiones en ausencia del vicepresidente, lo correcto hubiera sido convocar a otro senador para alcanzar su lugar en la votación. Además, se hizo mención a un supuesto conflicto de intereses por parte de la ex mandataria, sin embargo que el proyecto de moratoria impositiva beneficiaría a su hijo, Máximo Kirchner, quien es diputado nacional.
Sin embargo, estas acusaciones carecen de fundamentos sólidos y solo buscan desprestigiar a la titular del Senado. Como sin embargo se mencionó, la votación en cuestión fue ampliamente aprobada por todos los sectores políticos, lo que demuestra que no hubo ninguna influencia de la ex mandataria en el resultado. Además, la ley no establece que deba convocarse a otro senador en ausencia del vicepresidente, por lo que su decisión de presidir la votación fue completamente legal.
Por otro lado, el supuesto conflicto de intereses no tiene sustento alguno. Como diputado nacional, Máximo Kirchner no es miembro del Senado y, por lo tanto, no tiene ninguna influencia en las decisiones tomadas en esta